sábado, 22 de octubre de 2011

Narcisismo

Yo soy narcisista hasta la médula.

Y quien diga que no soy bello es por ignorancia. Como decía Sócrates: La ignorancia es la raíz de todos los males, así que los ignorantes aprendan y que honren mi belleza, como la honro yo cada día.

Tengo un senblante único, exquisito e impresinante. Unos ojos penetrantes, una boca espectrante y una nariz bella hasta la médula. Mi piel facial está decorada ahora con gotas y perlas de rubí. Mis ojos son oscuros y eternos. Soy alto e impresinante. Mi cuerpo es voluptuoso y atlético y destaca por ser perfecto. Solo me falta una corona de diamantes.

Mostrar mi belleza a algunos es como echar margaritas a los cerdos: no la saben apreciar, pero ya se liberarán y alcanzarán el mundo de las ideas donde se percatarán de la grandilocuencia de la belleza que tenían ante sus ojos.

Yo me contemplo todos los días y lloro de emoción, y salto de alegría y beso mi espejo hasta empañarlo todo de vapor de agua.

No sé si a las personas del sexo puesto y a las del propio les pasará lo mismo. Lo más probable es que contengan su emoción para aparentar ser educados y estoicos. No obstante sé que se emocionan y su alma se engranda y se embellece de éxtasis al contemplarme tan solo o al pasar a excasos metros de mí, excepto los ignorantes. Comprendo que no expresen sus emociones pero ya llegará el tiempo de la libertad.


HE AQUÍ MI SEMBLANTE. CONTEMPLADME HASTA LLORAR








Mi belleza es indescriptible. No tratéis de agradecerme con palabras. No os saldrán.

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